Gonzalo Villar - 5 Diciembre 2014

La auditoría energética industrial como antesala de un SGE

Dentro de la filosofía de optimización y reducción de costes, muchas veces nos centramos en el proceso productivo, incidiendo en aspectos como el tiempo de ciclo, el mantenimiento o la eliminación de desperdicios (muda) sin reparar en que el primer desperdicio es la energía utilizada en fabricar nuestro producto.

Es habitual encontrar organizaciones en las que el crecimiento, por rápido o exponencial incluso, ha sido desordenado. Esto genera un sobredimensionamiento en los equipos de generación de energía, ya que muchas veces es prioritario continuar con la producción a seguir una planificación.

Una herramienta útil para monitorizar los consumos energéticos es la auditoría energética, que es un análisis detallado que permite a las organizaciones conocer su situación respecto a su uso de energía, y, al realizarse de manera distinta de acuerdo al sector, la empresa, e incluso el país, requieren de un estándar de normalización que facilite hacer comparables los resultados obtenidos.

Actualmente, la realización de auditorías energéticas está sujeta al estándar EN 16247. Las auditorías energéticas sirven para detectar las operaciones dentro de los procesos con un mayor margen de ahorro y mejorar la eficiencia de la energía primaria consumida.

Además, contemplan el uso y la diversificación de las fuentes energéticas, incluyendo la optimización por cambio de combustible. En este punto conviene destacar la apuesta por las energías renovables, con tecnologías como la biomasa, la energía solar o la cogeneración, como alternativas a las energías convencionales

El objeto de la norma EN 16247 es describir los requisitos que debe tener una auditoría energética para que pueda ser comparable aun realizándola en diferentes tipologías de organización y describa los puntos clave donde se puede incidir para mejorar la eficiencia energética, promover el ahorro energético y evitar las emisiones de gases de efecto invernadero.

Entre los objetivos de esta norma se encuentran los siguientes:

  • Monitorizar el consumo energético y su coste asociado de forma fiable.
  • Identificar los procesos con mayor relevancia en el consumo energético.
  • Promover la diversificación de la energía, que se traduce en una menor dependencia de las fluctuaciones de precios de combustibles, principalmente fósiles.
  • Promover la utilización de fuentes de energía renovable, como la biomasa, la energía solar o la cogeneración.
  • Identificar las oportunidades de ahorro en el gasto energético.

El output de la auditoría energética, realizado por una entidad especializada, es un informe donde se detallan los consumos, organizados por tipo de energía, las oportunidades de mejora, y las medidas a adoptar bajo el criterio del equipo auditor.

Conviene destacar que el equipo auditor debe tener una amplia formación y experiencia, ante la diversidad de sectores industriales, con un amplio abanico de equipos y tecnologías. Debe tratarse por lo tanto de profesionales altamente cualificados y de carácter multidisciplinar, con capacidad para relacionar los procesos productivos con el consumo de energía.

La auditoría energética es la antesala perfecta  a la implantación de un sistema de gestión de la energía ISO 50001, como herramienta para realizar un diagnóstico inicial de la situación de partida en los primeros momentos del proceso de implantación de un SGE, que será objeto de una entrada posterior.